martes, 29 de abril de 2008

TU IDENTIDAD










Esta Máscara nos representa.
Por fuera somos fuego, somos una apariencia.
Por dentro somos más. Somos sentimientos,
somos frases, somos vidas.

Palabras que nos representan,
sociedad que nos conforma,
y llamas que nos hostigan.



Nuestro proyecto es una máscara como se puede ver en la foto, que está marcada con las llamas del fuego y sus colores, en un fondo negro que representa la represión. Al darla vuelta, se puede observar papel de diario con palabras inscriptas. Estas palabras hacen referencia a posibles sentimientos que generó y sigue generando la dictadura militar.
El papel de diario simboliza a la sociedad y como está influyo en la época, con por ejemplo, los medios de comunicacion, las palabras calladas y las manifestaciones que lograron desencadenarnos.

Esta máscara muestra las dos caras de sectores de la poblacion:

Por una parte se encuentran los hijos de desaparecidos. Aquellas personas que siguen sufriendo por haber perdido su identidad, y que a veces no saben que careta vestir: la del ahora, la del hijo del desaparecido, o el hijo de la familia adoptada.
Por la otra parte, se simboliza con la máscara a los militares que viven entre nosotros, encubriendo las atrocidades que cometieron detrás de una simpática sonrisa, cuando realmente en sus manos está marcada la muerte y la violencia.

Acompañando a la máscara incluimos unos textos escritos por nosotras donde se detalle la descripción de los antes mencionado y encarna el lugar de estos dos sectores, junto con nuestras opiniones.

Esperamos que lo disfruten,

Ivana Gorojovsky, Natalí Baler, Azul Cubasso, Luciana Gelbert


























HIJOS DE DESAPARECIDOS

“¿Quién soy?””¿Con quién tengo que estar?” “Sé que no es mi padre, pero se comportó como tal y es parte de mi vida”.
Son hijos de desaparecidos, que a veces no saben quienes son. En muchos testimonios expresan su preocupación por su pasado, por su futuro.
Hay muchos grupos dentro de este sector de nuestra sociedad. Cada uno es particular, un individuo diferente. Sin embargo, comparten sus sentimientos.
Muchos de ellos sienten que toda su vida fue una mentira, un engaño que nunca van a poder perdonar. Sienten que sus padres adoptivos no fueron ni serán más que aquellas personas que los “perdieron” y les sacaron una parte de ser.
Por otro lado, están aquellos que confiesan que ellos son parte de su vida. Los recuerdos que tienen guardado con amor no pueden borrarse y reconocen que, aunque no hayan salido de sus vientres, ellos los acompañan siempre y no desean volver a comenzar.
Un hijo de desaparecidos. Un hijo al fin. Una persona, con sentimientos y acciones. Una persona con identidad. O mitad de de identidad porque se la han arrancado.
Los han dejado indefensos. Mezclados en sus dos mundos: la vida antes y después de enterarse que han sido arrancados de sus madres.
No han conocido a sus padres. Tal vez no los sientan como tales y no los quieren conocer. Es posible que vivan día a día. Y es posible que se los pasen buscando a aquellos que lucharon contra la muerte pero no lograron vencerla.
Esta generación sin identidad, o con. Tantas posibilidades, tantas caras, tantas máscaras. Tantos caminos sin rumbo. Una bifurcación en su vida. Máscaras marcadas por las atrocidades que sufrieron sus padres, por los que sufren ellos. Llamas que muestran el terror con el que tienen que vivir.
Tantos que todavía no saben quienes son.


MILITARES.

Son ellos. Tal vez ya no. Seguramente lo hacían sintiendo gusto. Posiblemente sélo cumplían órdenes. Violaban, maltrataban, caminaban con aires superiores sintiéndose los reyes del mundo.
Nadie sabe la razón que desde adentro de sus corazones les hicieron hacer aquellas atrocidades, comportarse de la manera más vil existente.
Las tocaron, las violaron, los maltrataron, los dejaron estériles, electrocutaron, quitaron sus hijos, los dejaron sin libertad. Eso entre otras cosas.
Se ocuparon que muchas familias quedaran incompletas, intranquilas por el bienestar de sus integrantes.
Se hicieron cargo de robarles cada rayo de luz. Libertad, la libertad necesaria para vivir, en miles de personas dejó de existir.
¿Son ellos personas libres? Libres judicialmente. ¿Libres a los ojos de quien?
Sus propios ojos deberían recordar una y otra vez todo las injusticias que alcanzaron.
Ellos viven como cualquiera de nosotros. Tienen casa, comen, practican deportes. Pero son el sector sucio de la sociedad.
El sector que logró acuchillar al pueblo argentino, que sin embargo, camina entre nosotros.
Utilizan esta máscara que oculta su verdadero ser. Las maldades provocadas por sus manos, por sus órdenes, por sus vidas. Las llamas de las almas prisioneras de sus decisiones.
Son enmascarados y les sacaremos las caretas: los dejaremos desnudos con su consciencia dejando que esta los carcoma hasta el último minuto.



Ivana Gorojovsky, Natalí Baler, Azul Cubasso, Luciana Gelbert


No hay comentarios: